Hace 4 años recibí con humildad y gran entusiasmo el desafío de presidir la Fundación de Señoras del Ejército. Ha sido un periodo de mucha dedicación y entrega tratando de cumplir nuestra labor y objetivos. No estuvimos exentas de dificultades, primero el estallido social, donde una parte importante del personal militar fue desplegado, y nuestra preocupación central fueron ellos y sus familias; luego vino la pandemia que ha sido un tiempo difícil para todos, pero ese obstáculo nos abrió nuevas oportunidades para ayudar y reinventarnos en muchas cosas.
Me siento muy orgullosa de que hayamos implementado y consolidado en distintas regiones del país, las consultas oftalmológicas gratuitas junto a otras especialidades para todo el personal y sus familias.
Quiero agradecer expresamente a todas las voluntarias que estuvieron siempre dispuestas, presentes y cooperando sin titubear cada día durante mi gestión. Dentro de ellas y en primer lugar dar gracias a todas las integrantes del directorio, cada una hizo una encomiable labor, trabajamos juntas como un excelente equipo, constantemente enfocadas en ayudar a las familias que lo requirieron, sin dejar a nadie fuera y siempre con el mismo entusiasmo y motivación. Al voluntariado de los hospitales militares de Santiago y del Norte, a las delegadas regionales y zonales, en fin, para no dejar a nadie fuera, a todas las personas que nos han ayudado, muchas veces anónimas, que sin recibir nada material a cambio, sólo movidas por un bien espiritual, que es ayudar a otros, muchas gracias.
A los aportantes de esta fundación, militares y civiles quienes hacen posible nuestra labor, los insto a que sigan ayudando y motivando a otros, tengan siempre presente estas palabras “Cuando ayudes a alguien, hazlo dando gracias, pues la vida te ha puesto en el lugar del que da y no en el lugar del que necesita”
Aprovecho de desear el mejor de los éxitos a Maureen quien estoy segura realizará un gran trabajo.
Termino mis palabras, agradeciendo a Dios por esta oportunidad de ayudar y conocer de cerca tantas necesidades, lo que me permitió apoyar y contener a muchas familias; A mi marido Ricardo, que siempre me acompañó e impulsó en este cometido.
Como parte de la familia militar, he conocido a muchas personas dentro del Ejército, me quedo con toda esa gente valiente, leal, sencilla, transparente y profesional, gracias a todos y todas con quienes me tocó compartir buenos y malos momentos, a cada uno los llevo en mi corazón.
Muchas gracias,
Ma. Cecilia Militzer de Martínez