Hace cuatro años asumí con humildad y compromiso el desafío de liderar la Fundación de Señoras del Ejército de Chile, una institución con historia, valores sólidos y una misión profundamente humana. Hoy, me llena de gratitud mirar en retrospectiva todo lo que hemos construido.

Ha sido un tiempo de aprendizajes, de desafíos y de incontables alegrías. Gracias al compromiso de todos, logramos extender nuestra labor solidaria a todo Chile, llevando ayuda concreta, contención emocional y oportunidades de desarrollo a quienes más lo necesitan.

Durante estos años, impulsamos con fuerza y estructura el trabajo de nuestros distintos voluntariados, dando vida a iniciativas significativas como el Botiquín del Hospital militar del Norte. También realizamos con éxito operativos médicos y de donación de sangre, entregamos ayudas económicas, organizamos eventos de integración, impulsamos campañas solidarias y, lo más importante, fortalecimos la presencia de la Fundación en cada rincón del país gracias a la implementación de Proyectos Regionales. Esta estructura operativa nos permitió no solo dar respuesta a necesidades urgentes, sino también proyectar el verdadero rostro de la Fundación: Un equipo de personas unidas por el bien común.

Lo hicimos con dedicación, creatividad y, sobre todo, con el corazón puesto al servicio de los demás.

Uno de nuestros mayores logros ha sido fortalecer el sentido de pertenencia y la unidad de nuestras voluntarias, permitiendo que cada una, aporte con su talento y vocación.

 Los invito a seguir unidos, porque servir no es solo un trabajo, sino un propósito de vida.

Con cariño y gratitud,

Maureen Nielsen de Iturriaga
Presidenta Fundación